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Espiritualidad

Espiritualidad

 El Camino a la Libertad Plena


“Su visión se aclarará solamente cuando usted puede mirar en su propio corazón. Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta”.

Carl Gustav Jung

Hemos vivido creyendo que la espiritualidad es un proceso o don únicamente reservado para quienes hacen vida o son adeptos a una religión, nos han dicho que debemos temer a Dios para poder ser merecedores de su misericordia, hemos aceptado la idea de que debemos pertenecer a un movimiento internacional masificado -sin ánimos de ofender a nadie- que nos dice qué debemos pensar, cómo debemos vestirnos y actuar para ser realmente espirituales. Hemos aceptado como reales tantas ideas falsas que, se ha desvirtuado el pensamiento y conocimiento que tenemos de nosotros mismos; nuestras creencias nos hacen sentirnos vacíos, nos da miedo incluso ver hacía dentro nuestro; nos criticamos, juzgamos y señalamos como pecadores, mundanos y malos, vivimos en un profundo temor de que la gente crea que somos de tal y cuál manera… “Vivimos encarcelados sin haber dañado a nadie, en una prisión llamada religión y con un cuidador carcelario llamado Dios”.

Si bien la religión no es sino un pilar que mantiene la existencia humana en pie, por lo cual, no es mala ni buena más bien debería ser edificante, también es cierto que la religión de hoy en día, es un reflejo de la sociedad de éste tiempo; a saber, separatista, ocultativa, modeladora y poco promovedora de la libertad espiritual. Por supuesto que es mucho más fácil seguir los estándares que revelarte contra ellos, y si te dicen que irás al infierno por hacerlo, te vistes de oveja o de cordero y te dejas llevar obedientemente al matadero. Suena cruel ¡Lo sé! Así quería que se sintiera, la Biblia dice que son muchos los llamados y pocos los escogidos; por eso sospecho que, hasta el final de este artículo se quedarán los valientes que desean caminar hacía la libertad de su ser. Ahora sí, comencemos.


Espiritualidad y Libre Albedrío

La espiritualidad es el reconocimiento de la energía infinita, libre y amorosa que yace en nuestro interior. La espiritualidad busca la trascendencia al Ego, rompe la personalidad que desde Adán nos mantiene unidos al temor. Esta práctica, no es un hecho de un día de lectura, algunas oraciones y volver a la rutina (mismas circunstancias, mismos pesares, mismas actitudes, mismo empeño de divorciarnos de Dios) ¡No! Esto es una transformación pura, pues como dice la Biblia “somos transformados mediante la renovación de la mente”, y es allí donde nace la importancia de la espiritualidad que es básicamente “renovar los pensamientos, las creencias, las costumbres, las ideas y opiniones” para que aflore un ser nuevo, íntegro y completo como lo somos desde la creación.

La espiritualidad consiste entonces, en volvernos a la consciencia de nuestro ser, conocernos y reconocernos como pequeñas chispas provenientes de una fuente infinita de amor que ha creado dimensiones, mundos, galaxias, planetas, materias, seres y espíritus, para darse la oportunidad de experimentar la vida desde cada uno de ellos.

Pero, es necesario comprender algo muy relevante de este tema, no es que siendo espirituales somos mejores personas ¡No! Lastimosamente no es así. Somos espirituales al reconocer que somos energía, que vivimos y nacemos de la energía, que estamos a cada instante creando nuestra experiencia, porque como bien lo ha dicho la ciencia: "todo es energía", entonces nos relacionamos y experimentamos las potencialidades de materialización que nos aporta la energía que somos y esta a nuestro alrededor; el uso que le demos a nuestra capacidad espiritual es decisión de cada uno.

Ahora bien, la espiritualidad se practica diariamente, se vive a cada minuto del día, por lo que se traslada y aplica a todo lo que hace parte de nuestro diario vivir. Hay un aspecto esencial que se debe señalar sobre éste precioso tema y es el hecho de que, la espiritualidad proporciona autenticidad; puesto que cada uno debe buscar su propio camino, sus propias prácticas, sus propias opciones de reconocimiento -también llamado autoconocimiento- ¡Si! Mi proceso no es igual al tuyo ni al de nadie, lo que aplica bien para mí puede no funcionar para ti, y todo eso es válido. En la espiritualidad no se busca pintarte y mezclarte… Debes buscar tu propia esencia y aunque todos pertenecemos al todo, todos tenemos la posibilidad de “elegir lo que es mejor para uno mismo” y allí es donde entra el libre albedrío del que hablan la mayoría de las religiones, la filosofía, la parapsicología y demás manifestaciones metafísicas. Hay cosas que indiscutiblemente no se pueden ocultar porque su importancia en el Universo es tal, que se hace visible.

Este tema es el padre del anterior, dónde hablamos del sentimiento de “culpa”, del cual decíamos que no es más que la incapacidad del hombre de hacerse responsable de sus acciones, palabras y decisiones ¿Recuerdas? Si no lo has leído, te invito a revisarlo… Bueno, quizá de todos los temas que compartimos en este blog; debido a que, la práctica de la espiritualidad conlleva a qué cada ser humano se haga responsable de su vida, que reconozca que su exterior es un reflejo de su interior, que redescubra que sus emociones, palabras y pensamientos son creadores y nadie puede interferir en ello… Todo eso, es en realidad lo que no nos han dicho del Libre Albedrío.

Día con día, haciendo actividades que nos comuniquemos con nuestro Ser Interior

Representa una manera de reconectarte con el infinito con todo lo que él representa; recordar que eres espíritu, que eres la energía que viaja y existe sin tiempo ni espacio. Encontrarte en un universo de posibilidades al que tu mismo le das lugar de materialización a través de tu ser físico, ser uno y todo a la vez, eso es espiritualidad.


Quitarse la Máscara

Cómo he dicho, cada uno sigue su propio camino hacia la libertad de su Ser, y quiero recalcar, “somos seres espirituales teniendo una experiencia humana” por eso, la idea fantasiosa de que al ser espirituales no vamos a sentir emociones de baja vibración como el enojo, la tristeza, la envidia y el resentimiento ¡Es mentira! Las vamos a sentir como cualquier ser humano, pero no vamos a permanecer en esos estados mucho tiempo.

Recuerdo un ejemplo del Maestro Jesús cuando volteó las mesas de los mercaderes que estaban comerciando en la iglesia… ¿si ven? Él era un ser humano y un ser espiritual ascendido que se enojó por un momento, pero luego volvió a la paz y tranquilidad de su Ser. Y usted se preguntará ¿Y dónde está la espiritualidad en un hombre o mujer que se enoja, se llena de ira, etcétera, etcétera, etcétera? Pues, en la posibilidad de mirar a su interior, reconocer y aceptar lo que sintió, soltarlo y volver a su paz interior; es decir en regular con total autoridad todo lo que pasa internamente en su cuerpo físico y mental.

Un ser espiritual se ha quitado la máscara que todos los seres humanos llevamos desde muy temprana edad para escondernos de nosotros mismos, para no hacernos responsables de nosotros, para engañarnos y mentirosa sobre lo que realmente somos. Durante su desarrollo espiritual la persona va entendiendo que estamos en un plano en el que aprendemos a través del sufrimiento y del dolor, pero que vinimos aquí para aprender a trascender eso. Dicen que éste es uno de los planos más difíciles para encarnar, que quiénes encarnamos aquí somos valientes porque decidimos sumergirnos en un plano lleno de dolor, miedo, desesperanza, sufrimiento y que, por nuestra inconsciencia creamos bucles interminables de todas esas emociones durante nuestra estadía aquí; pero acá estamos y hay que hacer lo que hay que hacer. Entonces quitarse la máscara o trascender al Ego y la personalidad, es básicamente buscar la verdad desde nuestras posibilidades y capacidades individuales, liberarse de todo lastre que nos detiene y nos obstaculiza el camino para volver a nuestra esencia divina. Es un trabajo personal arduo dónde el fin último es permanecer plena y conscientemente en ese estado de espiritualidad.


El Estado de Espiritualidad

Si bien, no puede enseñarse a ser espiritual, sino que se pueden dar herramientas para que cada uno las pruebe y vea si le son apropiadas para su desarrollo, se puede transmitir de una forma muy natural.

Cada tanto que avanzamos en el descubrimiento de nuestro ser, vamos desarrollando un estado de calma, alegría y libertad que es percibido por quienes están a nuestro alrededor. Cuando dejamos de escondernos, de sufrir por cosas que nuestro ser social decidimos adoptar para adaptarse o encajar, de mirar al otro como una competencia, de crear más y más miedo desde nuestro interior, cuando reconocemos que no somos nada de eso, que somos más, que somos unidad y parte del todo a la vez; encontramos que desde nuestro interior emana una energía de infinita paz, de alegría, de esperanza, de bondad… Y todo eso, es el estado de espiritualidad. Por eso no se puede enseñar, porque cada uno debe encontrarse en su interior, ir quitando capa por capa, lo que no deja fluir su esencia y, sobre todo, porque el punto es que se haga responsable de sí mismo.


Meditación, Yoga, Afirmaciones Positivas, Tapping, son algunas de las prácticas que te ayudarán.

El Yin y el Yang

Una dicotomía divina puede ser la existencia del temor y el amor en el mundo de lo relativo; y al mismo tiempo el amor es todo lo que hay en el mundo de lo absoluto.


Finalmente, hablemos de los polos existentes en el plano en el que hemos encarnado para poder aprender lo que nos llevará a reconocer a nuestro ser divino. Aquí solo existen dos emociones miedo y amor, pero el amor es el todo por lo cual dentro de él existen todas aquellas emociones que tienen una vibración baja y provienen del miedo. Entonces, lo que da equilibrio es esa dualidad que no debe ser entendida como una competencia sino como un acompañamiento, todo lo que hace el miedo es llevarte al Amor.


La realidad es que todos somos una unidad llamada Dios, por lo cual, Dios es cada uno de nosotros. Aceptamos la idea de que estamos separados de él porque “somos una unidad” teniendo una experiencia física, pero a la vez, lo que vamos experimentando lo hacemos “como el todo”. Simbólicamente, necesitamos lo que llamamos bueno y malo para que prevalezca el Amor, la esencia. Al final, todos volveremos al lugar de donde provenimos, somos parte de él y siempre está con nosotros. 


Ahora bien, al hablar de “lo bueno y lo malo”, “positivo y negativo” o ” yin y yang” es inevitable aclarar ciertas cosas, “NO EXISTE EL PECADO” y “NO EXISTE EL CASTIGO”; las leyes naturales que gobiernan el Universo se encargan de entregar lo que cada uno siente que es su merecido, lo que deja atrás y lo que no resuelve. Cómo ya se mencionó estamos creando con nuestras acciones, emociones, palabras y pensamientos así que según la ley de causa y efecto atraemos hacía nosotros el igual de lo que hacemos, decimos o pensamos. 


Conoce tus centros de energía (Chakras)

Nuevamente, Dios es un ser puro Amor, su amor incondicional no ve mal ni bien, porque para la fuente solo existe el Amor, es simplemente que algunos seres humanos hemos decidido aprender a través de decisiones erradas. Asimismo, “NO EXISTE PERSONA MALA, SINO PERSONAS QUE TOMAN DECISIONES EQUIVOCADAS”, tendemos a juzgar por mala a una persona porque tenemos parámetros en nuestra mente que nos permiten la comparación, pero si no la tuviéramos como es el caso de la fuente o de Dios, solo existiera una Verdad: “El Amor”. Simplemente recordemos que existen leyes universales, para que no hagamos nuestra estadía más difícil. 


Y aunque la forma en que comencé hablando sobre la religión fue un poco dura, la verdad es que, respeto las decisiones de cada alma y sé que permanecen en un tipo de religión debido a lo que explicaré más abajo; por lo cual, permítanme agregar el papel que tiene la religión en nuestro camino: es un peldaño más para avanzar; cada religión, secta, filosofía de vida, constituye un paso más en nuestra evolución. Pasamos por ellas porque deben entregarnos la parte de la verdad que les corresponde dar al mundo; agradezcamos la enseñanza y volvamos al camino. No son para nada un desvío, sino un empujoncito hacía la divinidad. Cuando pasas por ellas, te das cuenta que falta algo para alcanzar un verdadero cambio, una verdadera metamorfosis. Recuerdo haber escuchado a pastores y obispos decir lo mismo: “la gente va a la iglesia, ora o reza, pide perdón, se llena de gozo al ser perdonado y al salir, vuelve sobre las costumbres que lo llevaron en primera instancia a la iglesia”; eso sucede porque mientras no hay una actitud y decisión contigo mismo, si no te das cuenta que lo que haces te hace daño a ti y solo a ti, si no te haces y sientes responsable de tu vida de nada sirve ir a la iglesia y orar mil veces, porque Dios no te va a castigar si te equivocas al actuar; y cuando sientes que nadie te castiga -como te han enseñado a creer- entonces sigues tomando decisiones erradas; ¿si ves que debes hacerte responsable por ti mismo de tus acciones, palabras, emociones y pensamientos? eso es de lo que trata la Espiritualidad.


La Religión nos permite acercarnos un poco más a donde debemos llegar. ¡Muchas gracias por leernos!

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