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¡Estás Contratado!

Las Heridas de la Infancia (Parte 4)

Por Mirtha Atacho | Blog Personal | 23 de julio de 2023

Te has autocontratado... ¡Así es! Hace mucho tiempo estableciste un contrato contigo mismo para no volver a sentir un dolor, cuyo sufrimiento te rebasó.
Ese contrato te obliga a reaccionar y accionar de la forma en la que esta establecido que debes hacerlo, no debes cambiar porque estarías incumpliendo con las estipulaciones del mismo, y eso, es lo que, realmente crees que te causará sufrimiento.
Inconscientemente sientes que, lo que te causa sufrimiento es llevarle la contraria al contrato que has hecho contigo mismo; por eso, desvincularte de él es tan difícil y doloroso.
Hubo un momento en tu infancia, en el que no fuiste capaz de manejar el dolor causado por cierta circunstancia de tu experiencia, ante tanto sufrimiento y con tu mentecita de niño, viste imposible el manejarte en otra oportunidad ante tal situación, ¡SERÏA IMPOSIBLE! volver para pasar por eso, así que, estableciste patrones de comportamiento para cuando tu mente especulará que ibas directo a pasar por lo mismo que te hizo sufrir tanto, pudieras actuar con anticipación; así se creo el contrato...

Si sientes que alguien está apunto de abandonarte, abandónale primero y así no saldrás herido. 
Si crees que te van a rechazar, no lo intentes. ¡Aléjate! 
Si te traicionan, es porque te lo mereces. Debes ser desconfiado.
Y así, fuiste creando, las causas y los efectos que te harían reaccionar ante lo que creíste te iba a causar daño. El UNIVERSO, se rige por la Ley de Causa y Efecto, la Ley del Karma, la Ley de acción y Reacción, a cada acción le sigue una reacción,..
Todo cuanto haces, piensas o sientes, te será devuelto, como resultado de un principio universal. Nada escapa a ello y todo lo manifiesta.
Entonces tu vida solo es el resultado de un contrato en el que tu mismo estableciste los parámetros, las clausulas, las obligaciones y, los castigos (por llamarlos de alguna forma). Inconscientemente estás atado y lo sabes, y tu eres quien se encarga de hacerlo cumplir. Salirte de ese contrato conlleva destruir tus estructuras de pensamientos, las heridas que crees tener, dejar el juego interno y externo, detener la lucha con el interior desde el exterior, descubrirte diferente a lo que creíste y te dijeron que eras, aceptarte y crecer.
La aflicción de no cumplir con tu contrato, va más allá del solo hecho de darte cuenta que puedes ir reconociendo a tu esencia; llegado al punto de conocer los mecanismos de engaños del mismo, te encuentras en una rueda, un ciclo intermitente en el que, luchas contra la idea externa de sentirte sano. ¿Cómo es esto?
¡SORPRESA! Cuando la parte oscura de tu ser se da cuenta que estás sano, te sabotea. ¡En éste mundo no puedes existir sana/o, debes seguir sufriendo o no aprenderás!
Sanar exige mucho trabajo interno, no es obligación de nadie hacerlo pero es lo más recomendable. Aquello a lo que nos hemos atado nos mantiene en el olvido, en las tinieblas, y si bien, nadie debería estar allí es, por decirlo de alguna manera, la elección que ha tomado cada uno para su beneficio, la verdad, no existe tal elección, se le llama así porque queremos suponer que, aceptando lo que otros proponen evitamos hacernos responsables de nuestra existencia, nuestro propósito, nuestro servicio. Nos creamos la ilusión de que así podemos tener control de nuestras vidas, ¡Yo decido qué hacer con mi vida! nos engañamos con psicología inversa para creer que no existe nadie más que nosotros para controlar lo que pasa en ella.
El Ser Humano, ha desarrollado una idea de "POSEER CONTROL" sobre todo que, me atrevería a decir "no es de él". Queremos controlar todo, cuando en realidad no existe nada bajo nuestro control más allá de lo que ha planificado el observador experimentar, lo que él ha decidido que debes hacer, vivir, manifestar, ¡Lo Harás! y ni te darás cuenta de ello. La idea de control es una ilusión aceptada por el pensamiento colectivo y el individual, no existe en ninguna parte del universo, tal cosa.
Nos saboteamos porque nuestro contrato va en contra de nuestra esencia, en contra de la sanación, en contra de la vida en paz, amorosa y armoniosa que nos merecemos. Cuando nos hacemos conscientes de heridas, programaciones, de todo aquello que no lleva a sufrir, entonces nos decimos, no puedes estar aquí porque aquí solo viven aquellos que van a evolucionar a través del sufrimiento y si estás sana
¡Ya no perteneces a éste mundo!
Aunque lo más importante aquí es entender que, todo el tiempo estamos actuando desde nuestra autocontratación; vivimos rodeados de una falsa seguridad impuesta por nosotros mismos y por el mundo que nos rodea. Si bien las heridas de la infancia controlan gran parte de nuestro accionar diario, no son culpables de todo, para mi, son el segundo paso a dar luego del primer choque contra nuestra realidad externa.
A partir de los 30 0 33 años, comienza un choque interno contra todo lo que conocemos, lo que creemos, las costumbre, los hábitos, la realidad externa donde comenzamos a darnos cuenta que algo no cuadra en ella, es como una "sacudida fuerte" que se le da a un árbol para que suelte sus frutos; pero en este caso es una luz intermitente con cada vez mayor intensidad que obliga a una existencia que ha vivido en la oscuridad a alumbrar aquello que no concuerda con su verdadera esencia.
Generalmente, las heridas de la infancia son las que nos llevan a este choque contra la realidad externa, por eso, en mi opinión, el paso siguiente es sanarlas. Las heridas, fueron creadas en la primera etapa de nuestra vida y son producto de relacionarnos con nuestros progenitores o con quienes nos cuidaron durante esa etapa; como ellas nos muestran a diario, la relación que mantenemos con ellos, reflejada en las personas con las que nos relacionamos en el ámbito social, es lo primero a abordar y es básicamente, lo que nos muestra que...
¡Algo anda mal!
Todo ser humano tiene alguna herida, porque incluso están repartidas dentro del árbol genealógico, las escogemos de nuestros padres, y nuestros padres de nuestros abuelos, y así sucesivamente. Simplemente "nadie escapa a ellas" y son ellas, quienes vienen a dirigirnos hacia la incomodidad, ellas nos muestran las clausulas de nuestro contrato con nosotros mismos y en un plano más luminoso, los contratos álmicos con padres, hermanos, amigos y vecinos.
Las heridas de la infancia realmente son, "el empujoncito que hacia falta para recobrar la consciencia".
Finalmente, has de aprender a:
¡Pedirte Perdón!
Ya que sabes que eres el contratante y el contratado, además, quien aplica para si mismo la Ley, necesitas aprender a perdonarte, pues, ya puedes entender porqué nadie te castiga, nadie está esperando a que te equivoques para culparte y darte una sentencia de sufrir en el fuego y azufre por toda la eternidad. La Ley se cumple de igual manera aun cuando eres tu quien la hace cumplir, por lo tanto, no existen los culpables, existe la responsabilidad, y el hecho de hacerte responsable te invita a entender que, el PERDÖN quien se lo debe otorgar a si mismo ¡ERES TÚ!

Con Amor Infinito, Mirtha Atacho
Ig: @griserosen_25

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