La Fuente de la Creación
Las Heridas de la Infancia (Parte 3)
Por Mirtha Atacho | Blog Personal | 22 de julio de 2023
Pensar es creer. Pensar con frecuencia en algo, es crear.
Aquello a lo que le prestas atención se vuelve real.
¿Por qué atraemos a personas con nuestras heridas? Me han preguntado. La respuesta es, porque estamos todo el tiempo pensando, de forma imperceptible e inconsciente en ellas, cómo nos sentimos, lo que no nos gustaría volver a sentir, lo que nos ha costado tanta energía socabar y sepultar en nuestro interior; más, hemos creído que, han desaparecido pero siguen emitiendo frecuencias atrayendo hacía nosotros aquello que nos hará sentir de igual manera, aquello de lo que necesitamos ocultarnos, de esa forma, hasta nos aseguramos a cada momento del ahora, de que la herida, el dolor y el sufrimiento permanecen ocultos y presentes a la vez.
¡Mis afirmaciones parecen no funcionar! No lo hacen cuando nuestra atención sigue en lo externo, lleva tu atención al interior, renueva tus estructuras de pensamientos, modifícalos, mejóralos, transmútalos y te encontrarás viviendo en una sensación de incomodidad con el exterior, pues ya no vibras con la manifestación de toda la población, en cambio, vibras más a tono con tu interior. La Incomodidad es, a veces, la mayor ventaja que tenemos muchos para despertar al viaje del espíritu.
Hay dos tipos de incomodidad, la que viene de adentro y la que viene de afuera, la de afuera es la que te acabo de explicar, en la que lo manifestado exteriormente parece no cuadrar con tu paz interna. La que viene del interior es, la que trata incansablemente de luchar contra todo lo que hay dentro y fuera, los pensamientos están en constante lucha contra si mismos, "yo creo en esto... Y los demás creen en esto... Ellos están mal... Porque yo, estoy bien". Si estuviera bien, no tuviese esa conversación conmigo mismo, cuando dejamos de luchar contra el mundo, permitimos a la vida fluir; allí, encontramos que no hay necesidad de demostrar nada, que está bien lo que cada uno piense porque eso es parte de su estructura interna, y la nuestra es diferente, y eso está bien.
Necesito entonces, mantener el pensamiento en positivo o mejor aún, necesito pensar de forma distinta a como lo he venido haciendo, alejarme del control, de la meritocracia, el razonamiento y el yo tengo la razón. Si podemos menguar los pensamientos que limitan la materialización de una vida más plena e irlos cambiando con constancia, cada día, a cada hora, cada segundo por pensamientos más acordes con nuestra visión de lo que merecemos experimentar, el efecto surge incluso sin que nos demos cuenta.
Lo que quiero decir es, estamos acostumbrados a pensar un ratito en cada cosa. Pasamos de la carencia a la abundancia, de la pobreza a la riqueza, del miedo al amor; vamos como un péndulo de un lado a otro durante todo el día. Estoy 5 minutos siendo ricos y próspero y segundos más tarde, me falta todo, el agua, el azúcar, la sal... Debemos mantener el pensamiento sin bajar tanto de nivel. Soy prospera, entonces debo evitar pensamientos, circunstancias o personas que manifiesten quejas, críticas, envidia, comparación... Si eso es lo que hay a tu alrededor, primero aléjate y luego, busca la raíz de eso en ti.
Deja de darle tu atención a lo que no te suma, decir: "No quiero tener esa experiencia nuevamente", solo atrae más de eso. Mejor di: "atraigo hacía mi todo aquello que mejora, revitaliza y renueva mi energía. Soy una fuente de felicidad y armonía." El dialogo interno comienza con nuestro desenvolvimiento en el ámbito familiar y circunstancial del diario vivir y, en la medida en que vamos desarrollando las capacidades sociales de nuestro cerebro, el lenguaje por ejemplo. Dialogar con nosotros mismos, nos aporta una seguridad ficticia, en la que nos es necesario poner en palabras nuestras ideas para que sean aceptadas por los demás, y en caso distinto, callarlas porque sabemos que nos podrían generar rechazo.
Una forma en que yo comencé a controlar mi diálogo interno fue con afirmaciones y mantras, repetidos no todo el día sino en la mañana justo antes de despertar completamente y en la noche justo cuando ya sentía el sueño en las pestañas, como dicen por ahí. Estos son los mejores momentos para programar la mente y bueno, en meditación. Si tienes una mente muy procesadora, de esa que a cada tanto está sobreanalizando las cosas, como era la mía, lo mejor es hacerte con una afirmación corta y efectiva. Yo decía: ¡Nada de eso me afecta! Justo cuando me daba cuenta que mi mente estaba divagando sobre una situación o buscando más y más evidencia de que ya antes me había ocurrido lo mismo, como actúe o como no lo hice.
Mantener un pensamiento menos caótico, destructivo, dirigido a lo peor, es lo que al final, cambia realmente. Comenzar a pensar más bonito de ti, más agradable de lo que pasa en tu vida, con mayor seguridad de que mereces el universo que se te dio, y finalmente, ¡creértelo! Porque sin creerlo es muy poco lo que haces.
Para creerlo, debes imprimirle emociones. Por eso, cuando somos niños y se produce una ruptura emocional se crea la herida justo cuando a lo que vivimos le imprimimos sentimientos, emociones y sensaciones corporales. Más adelante le colocamos nombre inconscientemente, "me sucedió esto con papá, así que decido creer que papá me abandonó". Cuando realmente, papá solo tuvo que ir al trabajo. Así, se crea en nosotros la idea de que merecemos ser abandonados, dejados a un lado, no somos valiosos, y todos los demás pensamientos intrusivos y destructivos que, a partir de ese instante van a inundar nuestra mente en circunstancias iguales o parecida emocionalmente.
Necesitamos entonces, reestructurar nuestra forma de pensar de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea, debemos ir adentro y reorganizar, darnos libertad, concedernos el perdón, amarnos incondicionalmente y ser cómplices de nuestra paz.
La restructuración lleva tiempo, lleva una vida de transformación, transmutación, voluntad y decisión de cambiar, de abandonar lo que nos parece seguro para abrazar la inseguridad de la fe. Tu fuente de creación no distingue entre positivo y negativo, a lo que tu pienses, le dirá amén. Te dará aquello en lo que centres tu atención. Así que, si tu atención está en lo que te causa dolor, miedo o sufrimiento... ¿adivina qué? Solo eso podrás conseguir. Debes aceptar en tu vida todo aquello que le dará a tu vida una mejor comprensión o percepción del mundo.
Como un hombre Piensa, así es él. (La Biblia)
Instagram: griserosen_25
Página Web:
Comentarios
Publicar un comentario