El Equivalente Mental
Las Heridas de la Infancia (Parte II)
Por Mirtha Atacho | Punto Fijo, Estado Falcón | 21 de julio de 2023
Si te dices a ti misma/o: ¡No voy a pensar en escasez, pensaré en riquezas para que se me manifiesten!
Puedes saber, con exactitud en qué estás pensando. ¡Si! Piensas en escasez, has caído en el ciclo del ego. Pensar en lo que "No quieres". Piensa, en lo que quieres "transformo el miedo en fortaleza; donde sea que vaya me siento segura y amada".
El equivalente mental es una teoría, por así decirlo, de Emmett Fox, metafísico de otrora, basado en la ley cósmica de compensación: "como es arriba es abajo, como es abajo es arriba. Cómo es adentro es afuera y como es afuera es adentro". Recuerda siempre: "El mundo nace en tu interior". Nada escapa a la acción de tu pensamiento, todo lo que se manifiesta y expresa en tu vida tiene su origen en tu mente; es decir, primero existió en el pensamiento y luego, se materializó.
Has visto que las personas que tienen tendencia problemática siempre y a dónde quiera que vayan tienen problemas, eso es lo que manifiestan porque dentro de si mismos están en constante caos. Las personas alegres, les rodea un aura de alegría, aún cuando están en lugares hostiles, su presencia y su pensamiento de alegría armoniza el ambiente.
Recuerdo una teoría psicológica que si no mal recuerdo se llamaba "condicionamiento recíproco", y trataba de que el ambiente condiciona la forma de actuar del hombre y el hombre condiciona el ambiente. En otras palabras, si estás en un lugar donde las personas tienden a manifestar un ambiente de pesimismo, cotilleo, amargura, discusión... tu vas a tender a expresarte igual. Generalmente, esto ocurre cuando nuestra personalidad tiende a buscar aceptación e inclusión en los grupos sociales, volviéndose ligeramente débil ante el magnetismo del ambiente.
Pero si eres tu quién se manifiesta alegre, asertivo, divertido, amable y entusiasta... O bien de la manera antes mencionada, las personas a tu alrededor van a entonarse contigo, se volverán igual que tú.
Esto es algo que a los seres humanos nos fascina. Nos gusta ser un patrón de conducta para los demás, que deseen hacer lo que nosotros; ¡ESO ESTÁ MAL! Cada quien tiene su forma de expresarse y su mundo interno es lo que le da forma al mundo externo dónde se maneja a diario.
Nada existe sin que el ser humano le de forma en su pensamiento. Por eso, aprendamos a crear universos de amor incondicional, camaradería verdadera, paz, alegría, confianza, fe en nosotros mismos.
Ayer hablé de las heridas infantiles; las cuales forman un patrón conductual en todo ser humano (porque todos aquí estamos de alguna forma heridos). Una persona herida atrae a sí misma todo lo que se relacione con su herida porque su mente está inundada desde su socialización de esas herida o herida.
Alguien con un equivalente mental de abandono, rechazo, traición y cualquiera de las heridas de la infancia, está siempre rodeada de gente que vibran a tono con las heridas que le acompañan; pues, su mente está creando ilimitadamente circunstancias, eventos, personas y oportunidades para que pueda visualizar aquello de lo que es necesario desvincularse para tener una vida sana.
Las heridas de la infancia son el primer obstáculo con el que nos conseguimos al tratar de sanar al adulto que hemos olvidado que somos, por actuar, muchas veces como un niño o como un adolescente. Recordar que, cuando somos adolescentes tomamos decisiones sin evidenciar el riesgo, las consecuencias para nosotros mismos... ¡Yo Soy Así y no voy a cambiar! Solía decir siempre. No le hago daño a nadie con evitar vislumbrar las heridas que me hacen actuar de cierta forma, me lo hago a mi.
En lo personal, trato a las heridas de la infancia como una alerta un gurú que viene a señalarme dónde duele, para de esa forma, poder decidir conscientemente cómo debo actuar, si en contra de lo que me sucede externamente o trasladar mi percepción a mi campo interior para poder observar con precisión lo que realmente sucede.
Carl Jung llamó a esto: "poner luz a la oscuridad interna" con mucha razón. Al volvernos observadores de nuestra propia conducta, nuestra forma de expresarnos y manifestarnos podemos cambiar nuestro equivalente mental de tal forma que sea más afín con lo que deseamos verdaderamente que sea nuestra vida.
Si puedo visualizar que mi equivalente mental es muy negativo, victimista, pesimista... Habiéndolo hecho, puedo ahora buscar herramientas para modificar su expresión en mi interior afectando así mi manifestación en el exterior. Al principio, yo lo hice con afirmaciones y mantras, diariamente en la mañana y antes de dormir.
Goddard tiene una técnica en la cuál repasaba cada noche lo que sucedió en su día, y lo modificaba a la versión que le rindiera más provecho a su vida. Esto permite que, al acostarte tu pensamiento se tiene más positivo y al despertar la forma en que ves el mundo es más armonioso. La mente no distingue lo real de lo ilusorio, recuerdo leer en el libro Deja de Ser Tú de Dispenza que, si te acuestas pensando en lo mal que te fue ese día, al otro día tu diálogo interno volverá sobre lo ocurrido y seguirás sintiéndote terrible por algo que ya pasó.
Es oportuno el dicho:
"Un clavo saca a otro clavo"
Para mí, solo es aplicable a situaciones mentales; ya que, obligatoriamente, no se puede dejar el espacio vacío, necesitamos entonces, sacar un pensamiento y sustituirlo con otro.
El diálogo interno es, lo que cada día está diciéndonos cómo actuar, lo que rechaza o acepta las circunstancias de nuestra vida, nos vincula o desvincula con otros, califica, clasifica, compara, critica, juzga, y demás. Si lo modificamos hacía una visión del mundo más armoniosa, amorosa, ¿Qué crees que pasará? Tu equivalente mental, lo que atraigas a tu vida será amor, armonía y paz.
Comentarios
Publicar un comentario