Los Gurús del Ser Humano
Las Heridas de la Infancia (Parte 1)
Por Mirtha Atacho | Punto Fijo, Estado Flacón | 20 de julio de 2023
Las heridas son los gurús del ser humano. Son quienes le aconsejan a diario cómo debe vivir, reaccionar, expresarse, qué decidir, hacer, cómo percibir el mundo a su alrededor; ya que todas las personalidades que conquistan "el área de lo conocido" de la mente humana solo intentan protegerlo tanto de los demás como de si mismo.
Como bien han dicho muchos escritores, iluminados, psicólogos y personas que han alcanzado un nivel de consciencia alto: "la batalla del ser humano es, por recobrar el territorio interno del que fue expulsado". En La Flor de Loto hay una frase que siempre estuvo revoloteando en mi mente por mucho tiempo, que además la Cábala la resalta: ¿y si fuimos nosotros quienes desterramos a Dios del Edén? Me atrevo a afirmar que, lo expulsamos porque el espíritu, el alma es de naturaleza divina; y en nuestro afán de tener control y poder nos vimos obligados a apartarnos de él.
Durante nuestra niñez desarrollamos heridas, gracias a las cuales nos acostumbramos a vivir desde el sufrimiento. Recuerdo, cuando estuve menos porque pequeña sigo siendo, decir a todos a mi alrededor: "El Ser Humano es un ser de costumbres"; y parecía ser un buen dicho, hasta que entendí, que nos acostumbramos al dolor, y no nos gusta salir de lo conocido; siendo el dolor y el sufrimiento lo que más conocemos en nuestra vida, estar en ellos, significa comodidad y salir de ellos es, una batalla contra lo que nos brinda comodidad, seguridad y control.
Las Heridas de la Infancia no sólo se crean y refuerzan con nuestros progenitores sino con toda nuestra familia y las personas con las que, indiscutiblemente nos relacionamos hasta que las reconozcamos. Se trata de rupturas emocionales con poca o ninguna expresión, de las que nos obligamos a olvidar para no sentir dolor y en ese olvidar, creamos una vida de sufrimiento para nosotros. Las rupturas emocionales no tienen nada que ver con ausencia física de una persona, golpes o heridas físicas, sino con sensaciones sutiles en el cuerpo como respuesta a un estimulo exterior y una resolución interior en virtud de negar el dolor; en otras palabras, es el quiebre de un vinculo por considerar que la sensación de dolor nos rebasa.
Todos tenemos un ser maravilloso dentro nuestro, que es como una huella dactilar, único en su forma de expresarse y sin embargo, negamos su existencia; tratamos con mucho ahínco aparecer igual a los demás, pensar lo mismo, que nos guste lo mismo, y para ello, vamos creando personalidad tras personalidad, sin darnos cuenta nos volvemos "FRAGMENTADOS", pues, porque de eso trata esa película, de todas las personalidades que crea el ego para poder subsistir, y si, la bestia es el ego, pero no lo veas como en la película, un ser malicioso que solo reconoce a aquellos que están igual de heridos que él, porque aun cuando esa sea su esencia él es la otra parte de ti, es el equilibrio de tu ser, no puedes prescindir de él, puedes hacerle un lugar en tu territorio desde donde pueda contribuir a una mejor vida.
Volviendo a lo que hablaba, las personalidades del miedo o del ego son: la ira, la sospecha, la tristeza, el enojo, la desconfianza, el desamor, la violencia, el engaño, la mentira, el menosprecio, y todas las máscaras que nos ponemos para defendernos y rechazar la defensa del otro. Tenemos muchísimas personalidades y cada persona frente a nosotros, realmente, ve la que mejor se adapte a nuestra relación con ella o a la circunstancia del momento. Utilizamos las personalidades para protegernos, para evitarnos el dolor sin saber que nos causamos más.
El mecanismo en que trabajan estas máscaras en nuestra defensa es tan infalible que, para poder darnos cuenta de él, necesitamos pulir al Adulto y volverlo consciente; necesitamos poder vernos desde el interior para evidenciar cuando asumimos una u otra personalidad. Es un mecanismo cíclico que nunca acaba, sino logras visualizar donde comienza o por lo menos hacia donde avanza, jamás sabrás donde termina o si terminó. Según la Cábala y he comprobado por experiencia propia, es defensa al ataque y ataque como defensa; es por eso que es de nunca acabar. Además, es tan sutil que te ves tu mismo envuelto en él creyendo que de verdad te estás defendiendo o mejor dicho que necesitas defenderte.
Más, todas estás personalidades son lo que debemos sanar, por lo cual, constituyen nuestros gurús sino las vemos como amenazantes de nuestros propósitos y sino nos vemos como víctimas de la vida. La actitud ante la vida siempre debe ser de aprendiz. Comenzar a observar lo que pensamos sobre todo en nuestros espacios de silencio, cuando estamos enojados o cuando conversamos con los demás, nos ayuda a identificarlas.
Las máscaras se empezaron a crear con nuestra socialización en la etapa de la niñez, pero siguieron surgiendo durante la adolescencia y en la adultez, actuamos a través de ellas; realmente, somos niños que no han crecido. Cuando somos niños heridos reaccionamos con una pataleta, un berrinche o algo que demuestra nuestra frustración. Cuando somos adolescentes ya no, simplemente tomamos una decisión apresurada y sin premeditación. Al llegar a adultos gritamos, golpeamos, perdemos el control de nuestra emociones o nos dejamos abusar; generalmente, nos parecemos bastante a las personas que tienen la misma herida de infancia que nosotros, como la persona de la cual proviene la nuestra, un progenitor o un cuidador.
Por ley de compensación y de atracción, es decir:
"como es adentro es afuera" y "atraemos aquello que vibra igual que nosotros"
Nos vamos a estar relacionando todo el tiempo con personas que tengan la misma herida que nosotros. Mis acciones, pensamientos, reacciones, decisiones y todo lo relacionado a mi vida diaria pasará por mis filtros que son los gurús de mi ser humano. De allí que, si tengo una herida de abandono y todos a mi alrededor también vibran en ella, lo más probable es que nuestras relaciones se basen en la manipulación, en la sumisión o en el mismo abandono para no ser abandonados.
Finalmente, lo que he venido a decirte en esta primera parte es que, las heridas de la infancia solo han venido a ayudarte a reconocerte, necesitan que las integres, que las expreses y que busques la forma de que tus relaciones mejoren desde la valoración que le das a tu propio ser, no dejes que "tu amor propio" te engañe, a veces no es amor propio lo que tenemos sino una herida disfrazada de eso. Detrás de cada pensamiento, acción, expresión, decisión, sino estás bien consciente se esconde el dolor de un niño, de un adolescente o un adulto que fue ignorado.
Instagram: griserosen_25
Comentarios
Publicar un comentario